viernes, 14 de noviembre de 2014

Corazón centrifugado

Llevo casi tres días sin ver la luz del sol,
no me salen bien ni los moños de antes de la ducha.

Se ha roto la tetera y tengo promesa de no usar el microondas.
Caliento todo a fuego lento como si me sobrase el tiempo cuando,
en realidad, no hace más que faltarme y siempre acabo llegando
tarde. 

He descubierto que los pájaros también buscan las jaulas,
que si centrifugas corazones pueden encoger
y que cada uno se hace el amor a medida.


jueves, 23 de octubre de 2014

Ulises

Vuelvo a ser Penélope.

Ulises se ha marchado,
dice que se va de casa,
que no me encuentra en las paredes de Ítaca,
que se le ha vuelto grande
y, a la vez,  demasiado pequeña.

Ha zarpado y ya atraviesa tormentas de recuerdos y
vuela en huracanes de pensamientos.
Sus ojos ya no se distinguen del mar,
los dos azules e infinitos.

Dice que se va,
pero para venir a buscarme
que él aún no sabe tejer mantas.

jueves, 16 de octubre de 2014

En el tres treinta y seis.

Vivo en una recta llena de curvas, 
en un tres treinta y seis sin ascensor, 
en el cero del 2.270,
en el último minuto de veintidós horas con dos. 

Soy la mirada copiloto,
la mano en tu cuello y la tuya en mi pierna.
Soy en el gesto inesperado,
en los besos de espaldas,
en el sello que recorre un AlemaniaEspaña.

Duermo de derechas, de ti a la izquierda,
en una esquina de pecho y brazo.
Despierto con el pelo suelto y enredado
siempre que es a tu lado.

Aquí tengo el mundo bajo cero. El sol se ha escondido,
dice que se fuga con la luna.
Y de ti ahora sólo queda la almohada.

En el tiempo marca lluvia para hoy, pero, por si acaso, me he dejado el paraguas en casa.

viernes, 8 de agosto de 2014

Una de Troyas

Es la historia de siempre y sólo nos hemos cambiado los papeles.

Lo que habría sido mi personaje camina hacia el suicidio amoroso no por tristeza, sino por estupidez.

Una de las estupideces más ancestrales del mundo, tan sólo comparable con la lucha de poder, con la muerte de Príamo y Aquiles la misma noche y una Troya arrasada por las llamas.

Es un personaje firme que no tiene nada que perder, eterno porque ya se ha roto en millones de esquirlas que ni un titán, en el más cruel de los castigos divinos,   pudiera alcanzar a contar. 

Es el héroe antagonista, la última mirada incrédula de Andrómaca al ver caer a su Héctor, el dolor irracional desprovisto de sabiduría que encuentra fuerza de donde no quedan ni las cenizas de sus mil ciudades imaginadas.

Y, en ése instante en el que acecha la presencia del vacío, sobreviene la última instancia de todas, el Caos.

viernes, 13 de junio de 2014

Tiempo entretejido(s)


De la manta de Penélope quedaba ya poco. 
Unos jirones que se movían a golpe de viento e iban y volvían. 
Perdidos de haber estado encadenados a una eterna espera, 
sin saber qué es la libertad.

De uno de ellos un famoso diseñador había tejido un pañuelo
que albergaba todos los colores del universo. 
Y, en él, aún, se escuchaba el estallido de las olas contra los muros de Ítaca o,
quizá, fuera el sonido sordo de las lágrimas de Penélope al golpear el suelo. 

Todas aquellas que lo vestían, decían sentir lo mismo, 
la presencia de unas manos del pasado que hablaban de ausencia, 
rodeando su cuello. 

domingo, 25 de mayo de 2014

Otro final para Asterión


I. 

Mucho me temo que vienen a rescatarme. Aparece sobrevolando los intricados pasillos que componen mi casa, pequeño mosquito molesto, ni él ni su maldito padre dejarán de torturarme con sus absurdos juegos. Sus brazos accionan las alas, mientras su cabeza gira brusca y reiteradamente indicando dónde estoy.  Sólo era cuestión de tiempo. Ya escucho sus pasos. Suaves, ágiles. Mejor, será rápido. Siento su respiración acelerada, está justo detrás. Me llama, es una voz de mujer. 

Ariadna está frente a mí. Gloriosa, con el cabello despeinado y la toga embarrada. En su mano la bobina de hilo dorado manchada de sangre. Sonríe y dice: He vuelto a por ti.


II. 


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(Como algunas segundas partes, puede ser mejor obviarlas. Y un chiste explicado quizá ya no tenga tanta gracia, pero...ahí va: Primera explicación factible a la parte I.) 

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Se acerca a mí, no me teme. Toma mi mano humana entre las suyas y me conduce fuera de la que ha sido mi casa varias vidas.

Ya en la puerta, a los pies del laberinto Teseo yace muerto. En su cabeza la muesca redondeada y perfecta. Mis ojos de toro se tornan interrogantes hacia ella.

Otra vez esgrime esa sonrisa curvada, ahora por atisbos de locura, y encoge los hombros: Ha sido la última vez que me abandona.


II.a

Teseo y Ariadna ayer mismo planeaban su boda con mi cabeza presidiendo el centro del banquete. Hoy, ella me ofrece su mano y él está muerto. 

Yo, Asterión, único en mi cruel especie creada por los dioses, siento miedo. Miedo de la metamorfosis humana, de la traición y de cómo la sonrisa de un ángel puede esconder algo más terrible que la muerte: un amor que no admite el perdón. 

sábado, 17 de mayo de 2014

Hielo

Abro los ojos, maldito dolor de cabeza. El cuerpo entumecido. Mierda, ya he vuelto a dormir en esa posición tan incómoda ahora estaré todo el día moviendo el cuello como si fuera la niña del exorcista. Qué erótico. 

Camiseta ancha, bragas y piernas largas torneadas enrolladas entre las sábanas. Está llegando el verano. 


Saco el coletero de la muñeca y me hago un moño improvisado. A él siempre le he gustado más con el pelo recogido. Podría escapárseme esa sonrisa soñadora pero no sonrío, hoy no. No me ha hecho falta alargar la mano en la cama para saber que vuelves a no estar aquí, conmigo. 


Siempre se me termina yendo la cabeza entre unas cuantas cervezas de más. Oye, hacía mucho que no podía decir "acabo de hacer una locura por amor". Pero ya ves, otra vez me sumerjo en el eterno retorno. Aquí estoy, con un moño y en bragas pensando qué coño hice mal contigo, otra vez. 


Miro las medias en el suelo. Rotas. Ayer debí de caerme o de tirarme por un precipicio. Analogías de medias y mi vida.


Suspiro en dirección al baño. En el espejo se reflejan los labios aún rojos y restos de rímel en las pestañas. Dos tirabuzones pelirrojos enmarcando la cara. Guapa, sí, guapa. Total, si no me lo digo yo, entonces ¿quién? 


Tengo la vida suficientemente mordida para saber cómo disfrutarla sin terminar de arrancarme el corazón.


En la ducha el agua fría, que me deje el interior a su habitual temperatura ambiente. Que ayude a reconstruirme las murallas de hielo que ayer derribaste. 


Me seco sin mimo. Me miro, y el espejo me la devuelve desafiante. El cabello empapado, corto, color fuego, sin peinar. Indomable, salvaje y siempre con ganas de aventura. Como yo.


Comienzo el ritual como cada mañana. Cuando termino de pintarme los labios, ya no hay restos de cenizas que barrer y sólo queda una barrera de cristal de hielo amurallando el corazón.

lunes, 24 de marzo de 2014

Si Cronos fuera mujer.


Si Cronos fuera mujer
¿qué sería del tiempo? 
Acariciaría con sus cabellos los granos del reloj cayendo,
uniéndose a sus curvas
como un amante cuidadoso.

Enredado en sus cabellos
poco puntual y demasiado impetuoso. 
Haría de las ganas un tirabuzón de engreñado eterno
y pararía todos los trenes para cogerlos. 
Congelaría recuerdos
empapelaría las paredes con ellos.
Podría ser fría y mortal y romper,
romper, 
en un segundo de furia,
con la crueldad de una mirada hermana tornada en desconocida,
miles de mundos construidos.
El tiempo giraría sin aparente sentido, 
con la racionalidad de una mente atormentada,
inundada 
en caos.


Pero Cronos no es mujer.
Si fuera mujer, el tiempo daría la vuelta
para liberar sus cabellos 
y tú 
     estarías 
          conmigo.


(Ilustración de Benjamin Lacombe)

miércoles, 19 de febrero de 2014

Medusa

Abre los ojos y el mundo es piedra.
Y cierra,
entre suspiros,
esperando
a sus párpados tornarse en murallas.

Medusa, 
la más bella, 
la prisionera. 
Fruto de la envidia es su tragedia.

Medusa dormía y soñaba, 
en un agujero infinito de estatuas de piedra,
que algo más que el sol se atrevía 
a acariciarla.
Y vivía sin ver 
entre los pies de Atlas.

Y él la amaba.
Y ella, ciega.

El día en que Medusa perdió la cabeza había muerto ya,
presa de la soledad creada.

El gigante consumido, 
la bóveda celeste se derrumbaba.
Fue obligatoria su plegaria.
Perseo le devolvió la ansiada mirada de ella
siempre negada. 
Y Medusa, después de muerta, 
convirtió al único hombre que la había amado 
en piedra.

Así fue, así se hizo y la bóveda estrellada
quedó anclada en sus espaldas.

Y se dice que allí, 
en el confín de la tierra, 
la montaña más alta es aún casa de las culebras.


(Ilustración de Benjamín Lacombe) 

martes, 7 de enero de 2014

Basta.

Hoy he dicho "basta ya" 
Basta ya de ver tus fotos, 
Basta ya de adivinarte los pensamientos, 
de querer saber de qué andas preso.

Basta ya de esconderme los sentimientos,
para seguir embarrada en tu realidad.
Basta, basta ya. 
No quiero ni un segundo más de presencia de este agujero negro en el pecho, 
que sólo habla de ausencia. 
De la tuya.

Hoy quiero gritar,
a cara descubierta
mirando sin temor al sol.
Hoy me he expuesto y
me he quemado.
Pero, hoy, al fin, 
soy libre. 
Soy yo.
Y me quiero
más
de lo que te querré.
Nunca y siempre, 
o todo
a la vez.