jueves, 3 de octubre de 2013

Entre las sábanas revueltas de Atlas.


Y otra vez te despiertas, con el otoño entrado y el invierno en las manos.
¿Y qué, si a tus ojos aún  les queda un halo de verano y suplican primavera?

Tú te despiertas con el otoño entrado y el vértigo sentado en los párpados.
Mirando por la ventana los días pasan entre una gama de grises.
Una nebulosa de tiempo te envuelve y los días pasan entre deprisa y despacio, indiferentes e inevitables.

Preferiste quedarte a vivir en lo ilimitado del mundo de las posibilidades,
no quisiste saltar.
Te quedaste a vivir en un embarcadero,
anclado.
Secuestraste tu libertad, porque te creíste perder como dueño del destino.
Sólo fuiste un cobarde, pero, al fin y al cabo, mío. Mi gran Atlas,
con la eternidad condenada sobre sus anchas espaldas.

Y otra vez te despiertas, 
es casi invierno, 
y tú, 
sigues perdido. 

1 comentario:

  1. Me gusta mucho como (lo) escribes.
    Un saludo.

    http://www.azucarycenizas.blogspot.com.es

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