lunes, 23 de diciembre de 2013

"Había una casa dentro de un charco."

Delante, atrás.
Izquierda, derecha.
Allí no importaba.
Siempre decían que vivían al revés,
que el futuro esperaba,
y el pasado no vivía.
Que las mañanas eran a oscuras 
y en las noches brillaba el sol.
Que por el cielo se andaba 
y en la tierra se volaba. 
Que todo se podía, 
y nunca nada pesaba. 

Y decían que en esa casa, dentro de un charco, 
era agua lo que se respiraba.

El charco era mundo, 
El aire era agua, 
Los vivos no vivían. 
Y los muertos ni existían.


Inspiración y foto de M (@ememebe).  

lunes, 16 de diciembre de 2013

Aún otoño

Algo le pasa al otoño que no termina de querer irse. 

Quizá es que después de tanta hoja caduca 
le haya entrado la pena
y se haya querido tornar en perenne.
No puedo reprocharle sus ansias de permanecer si se siente efímero.
Espacio, intermedio, indefinido, insondable.
Volátil y eterno cómo todo lo que vivimos.
Quizá por eso tú me recuerdas tanto a él,
no terminas de irte pero tampoco te dejaste llegar. 

Y quizá, como dicen, las historias que no terminan tampoco se marchan.

Cómo tú, 
cómo este otoño.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Inviernos desiertos.

¿Cómo no me iba a enamorar? 

Si su piel era roja arena del desierto,
sus ojos brasas candentes, 
sus labios los más carnosos dátiles,
su respirar aguacero
y su risa un anestesiante oasis. 

Sus rizos negros pedazos de una eterna noche. 
Infinitos haces estrellados. 

Le quise, ¿cómo podría decir lo contrario? 

Si con una sonrisa se desprendía el universo. 
Si con una caricia se rompía el tiempo. 
Si él era fuego y yo, tan de hielo. 

¿Cómo no sucumbir a la más deliciosa de las muertes?
¿Cómo eliminar mi parte de locura suicida? 

Los amores suicidas nunca olvidan.

Terminó el verano y ahora es invierno
desde hace demasiado tiempo,
por entender como frío
la ausencia de
tu cuerpo
contra
el mío.