martes, 7 de abril de 2015

Guerra interna

Lleva la cabeza cubierta, 
su cara es una máscara.
Y aún así se percibe el golpear de la sangre en su sien
como un rítmico tambor.
Quiere que el mundo termine hoy
su sed sólo se calma con venganza.
Tiene la ira agarrotada al final de la garganta 
y la lengua acostumbrada al sabor de la sangre. 
Miles de voces corean al invicto, enturbiando sus tímpanos.
Pero no hay multitud en el anfiteatro, 
está solo y es derribado
mientras la arena toma para sí su cuerpo. 

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